Regalando Contexto

12.12.2016

Es extraño lo que ocurre en las organizaciones cuando se acerca fin de año. Tenemos la "necesidad" de hacer algo todos juntos y parece que no se nos ocurre nada más que el "Amigo Secreto". Y vas y preguntas a la gente si le gusta el juego y la gran mayoría dice que le carga, sin embargo, terminan igual jugándolo. ¿Será por falta de alternativas? ¿Será que no queremos esforzarnos en crear algo distinto? ¿Será que es mejor diablo conocido que por conocer? ¿Será que necesitamos un espacio en que nos inter-relacionemos de una manera distinta? ¿Será que buscamos un momento en que haya pausa, en que las jerarquías no valgan de nada y en que nos igualemos de alguna manera? ¿Será que deseamos un contexto para sentirnos compañeros sin apuros y sin metas?

Me preguntaba por la necesidad de jugarlo, de regalarnos algo en esta época. Y reflexionaba en el hecho que parece que no nos "regalamos" suficiente durante el año. No nos regalamos suficientes agradecimientos entre compañeros de trabajo. No nos regalamos suficientes abrazos, sonrisas, suficientes espacios de escucha de unos a otros. Y cuando damos y/o recibimos "feedback", normalmente nos "regalamos" lo que hacemos más o menos mal, esas "brechas" que tenemos que mejorar, pero pocas veces nos regalamos lo que hacemos bien. No hemos creado instancias regulares en que nos mostremos abiertamente, y parece que al llegar fin de año, nos damos ese "permiso". 

Y creo decirlo con conocimiento de causa, ya que en muchos de los talleres que hemos realizado durante años a organizaciones, comenzamos invitando a la gente a saludarse, primero formalmente, luego absolutamente informal y por último, con un abrazo que tiene como condición especial hacerlo en absoluto silencio. Sin excepción, cada vez que le preguntamos qué tipo de saludos les gustó más, la respuesta es siempre la misma: el último. Lo mismo ocurre cuando hemos trabajado con equipos los "agradecimientos" mutuos. Le pedimos a la gente que vaya y agradezca a alguna compañera o compañero por algo que ella o él haya hecho durante su permanencia en la empresa, por pequeño que haya sido. No tenemos que pedirles que se abracen, porque sale natural. Van y agradecen a un otro y una otra, a un jefe, a un colaborador lejano, al chofer... y así continúan, y terminan abrazando a medio mundo, al mundo entero. Nosotros nos sentamos y vemos esta escena, esta maravillosa escena de ver gente agradeciéndose como pocas veces lo hacen. Y en ambos casos, saludos y agradecimientos, nos preguntamos el porqué la gente no lo hace regularmente en su propio lugar de trabajo.

Debe ser, porque no saben crear el CONTEXTO para que estas instancias se den. Si... "contexto", obvio, si las organizaciones no están diseñadas para crear contextos emocionales que nos permitan aquello. Nunca falta alguien que se podría arriesgar a proponerlo, lo que sin duda hablaría de un acto no menor de valentía, ya que es usual que surgan quienes se prefieren aferrar a lo conocido, y continuan proponiendo lo mismo de siempre. 

Permitanme reflexionar sobre el juego del "Amigo Secreto". Quizás este juego no requiere contexto, por eso invita a ser jugado. Viene seteado, formateado, regulado, estructurado, con reglas claras, listo para usarse, directo a la tarea. Es como juego de "micronda". Así las cosas, el Amigo Secreto es una válvula de escape de nuestras faltas de contextos para crear algo mejor. Es lo que está a mano sin mayor explicación. Es el camino fácil. El camino ya recorrido, con el que pasamos el rato y nos logramos juntar a fin de año, para que nadie diga que no hicimos algo especial. 

Los desafiaría a algo más. Por ejemplo, ¿qué tal si nos regalamos momentos que vivimos durante el año? ¿Qué tal si cada uno, frente a sus compañeros, jefes y subordinados nos cuenta su mejor momento del año en la oficina, su mayor logro? ¿Qué tal si nos contamos también nuestro peor momento y cómo salimos airosos de él... o no? ¿Qué tal si nos agradecemos (sin tener que asistir a un taller) por lo que cada uno ha hecho por un otro, así explícitamente? ¿Qué tal si nos contamos lo que más nos emocionó durante el año que se va? ¿Qué tal si nos adelantamos nuestros sueños para el año que viene?  ¿Qué nos ilusiona, qué nos motiva? ¿Y qué tal si escribimos en un papelito un regalo pequeño que le quieras dar otro en una sola frase? ¿Y qué tal si luego compartimos lo que nos regalaron, aunque sea anónimamente?

Los regalos que pueden salir de este espacio valen mucho más que las 5 lucas que se definieron cómo límite para el Amigo Secreto. Nos tendremos que regalar tiempo suficiente para escucharnos, para prestarnos atención. Regalarnos estar allí y no en otra parte. Nos regalaremos confianza, apertura y empatía. Nos regalaremos conocernos más para comenzar un año mejor. Nos regalaremos lo que no se dijo y se quiso decir esperando un espacio, un contexto adecuado.

La gracia de todos estos regalos es que son gratis y no requieren más envoltorio que nosotros mismo.

Un abrazo de esos en silencio - Adolfo

Adolfo Valderrama Porter - Consultor Facilitador Coach Organizacional
Creado con Webnode
¡Crea tu página web gratis! Esta página web fue creada con Webnode. Crea tu propia web gratis hoy mismo! Comenzar